La corporación La Lanza nace en 1997, pero será en el 98 cuando sus integrantes fundadores disfruten de su primera Semana Santa como grupo. Como cualquier corporación joven que se precie, surge a partir del interés de unos jóvenes por participar de una manera activa en la Mananta pontana.

Desde el primer momento nos mueve el deseo de mantener y conservar las tradiciones más puras y señeras de nuestro pueblo, las de verdad, las de siempre, colaborando con ellas desde nuestra posición humilde y bisoña, no dejando jamás de aprender de nuestros mayores. Buscamos emular –que no imitar- a las corporaciones que consideramos santo y seña en estos avatares mananteros, y con las que hemos estrechado lazos con el paso del tiempo. Con algunas nos une un cariño muy especial, por el trato y los gestos condescendientes que hemos recibido todos estos años. También con muchas cofradías. Mención especial merece el Cristo de la Buena Muerte, al que pertenecemos como tercer grupo, y con el que cada Viernes Santo recorremos el Barrio Bajo rindiendo pleitesía al recuerdo de un Dios muerto.

Fueron 15 los hermanos fundadores, de los cuales hoy día aún permanecen 11 en liza. En estos casi quince años de historia, el número ha ido creciendo hasta alcanzar la cifra de 37 hermanos, muchos de los cuales han sido propios hermanos de sangre que han alcanzado tal amistad y hermandad con todos los amigos de sus propios hermanos, valga la redundancia, que han querido formar parte de este grupo divertido y respetuoso, alegre y creyente.

Las miles de anécdotas que caracterizan la historia de La Lanza perduran en la memoria de cada hermano, desde las primeras historias en la cuesta Romero usando para identificarnos una losa sobre la que escribimos nuestro nombre y la cofradía a la que pertenecíamos (por aquel entonces éramos el V de la Veracruz) hasta nuestro cuartel actual, sito en calle Guerrero, frente a La Espina, y en el que en el 2011 cumplimos nuestro cuarto año consecutivo. En el camino quedan la cochera del, junto al caño Carretas, la casa de Santa Catalina, los dos magníficos años en calle Amargura, donde cada Sábado de Romanos recibíamos al Imperio a las Puertas de Jesús o la casa de las Crespo, en Madre de Dios. Gratos recuerdos en todas ellas que permanecerán por siempre en la memoria de los que vivieron esos años de idas y vueltas, de mudanzas y portes. De la eterna búsqueda de casa de los años primeros, en definitiva. Las historias que ocurrieron y ocurren cada Cuaresma, cada Semana Santa se reafirman, vuelven a ocurrir cada vez que algún hermano las refiere, echando la vista atrás, y provocando carcajadas eternas o emotivos silencios, según el caso.

Pero la fraternidad de La Lanza no flor de un día, o de varios al año. El paso del tiempo y los buenos y malos momentos vividos juntos por el cúmulo de hermanos fortaleció un compañerismo, un sentimiento común, del que se deriva que los momentos vividos por unos, no se entienda sin la presencia de los otros. Se trata de una vida en común que va más allá de los dos meses de Cuaresma y Semana Santa. Y es que cualquier sábado de Junio, Septiembre o Diciembre, por ejemplo, las puertas del cuartel se abren, para albergar buenos ratos que hagan más llevadera la espera hasta ese Jueves Lardero tan esperado.

En ese mismo sentido, se explica el porqué el nombre de La Lanza está vinculado también a otros eventos populares locales que favorecen la convivencia y el buen hacer de todos los integrantes de la corporación. Fiestas de Nochevieja y Nochebuena en Navidad, Cruces de Mayo, Casetas en la Feria de Puente Genil, equipos en las competiciones locales deportivas con el nombre del grupo, no demuestran sino ese espíritu de unión que permanece intocable los doce meses de cada año.

Hace ya algunos años, en la decisión quizás más importante que se ha tomado desde la creación del grupo, nos planteamos seriamente el futuro de La Lanza, ante la acometida de muchos grupos más veteranos que buscaban la fusión con nosotros. La decisión fue clara y unánime. Seguir adelante como corporación única, a pesar de las dificultades que ello entrañaba.

Hoy día, esa decisión es nuestro estandarte. Integrantes de la corporación empiezan a ocupar cargos directivos en las Cofradías de renombre de la localidad e incluso de la directiva de la Agrupación de Cofradías y Corporaciones Bíblicas de Puente Genil.

Solo nos queda seguir aprendiendo, y seguir escribiendo, Dios mediante, nuestra propia historia.

Tres figuras: Caín porta una quijada de burro y un pergamino, Abel porta el sacrificio de cría de oveja ofrecido a Dios, Set porta el Árbol de Jesé (Árbol genealógico de Nuestro Señor Jesucristo).