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La Saeta Cuartelera: Breve análisis musicológico.

LA SAETA CUARTELERA: BREVE ANÁLISIS MUSICOLÓGICO.

            El objeto del presente artículo es analizar, muy brevemente, la evolución histórica del Modo Musical sobre el que está edificada la Saeta Cuartelera.  El motivo, muy sencillo: para escrudiñar en el origen y evolución de cualquier manifestación cultural, además de proceder al correspondiente estudio histórico/ antropológico, habrá que investigar su materia prima, en este caso, su música. Utilizando el argumento esgrimido por el musicólogo Hipólito Rossy, si el examen de un trozo de columna nos sirve para reconocer el estilo de un edificio del que procede, el estudio del modo musical de una canto nos suministra datos suficientes para averiguar su estilo, procedencia y época de creación, con el margen generoso de tiempo que ha de darse a tales afirmaciones.

Antes de nada os preguntaréis ¿qué es un Modo musical?, aunque ya quedó reflejado en mi artículo(La Saeta Cuartelera: Una visión musical) veo conveniente recordar, de una manera escueta, su conceptualización. El Modo o Modalidad en música hace referencia a la manera de ser de una canción u obra musical, es decir, a su personalidad. La Música Occidental, la que todos los días oímos en los distintos medios de comunicación(rock, música clásica, canción moderna, baladas…), se basa en dos modos palpablemente definidos: el Modo Mayor, que desprende alegría, viveza; y el Modo Menor, que emana todo lo contrario, tristeza, melancolía etc. Pues bien, si analizamos la estructura musical de la Saeta Cuartelera y cogemos cualquier manual serio de Historia de la Música observaremos, incontestablemente, cómo ésta se construye con un modo musical radicalmente distinto a los dos anteriores: el denominado Antiguo Modo Griego Dórico o Frigio Medieval, inspirador, de acuerdo con lo señalado por el inmortal Aristóteles en su obra básica La Política ,de “tierna dulzura”. Si los Modos Mayor y Menor aparecieron en el SXVI d. C, el Modo Dórico es, clarísimamente, anterior al ser creado por la civilización propulsora de buena parte de las artes y cultura: la Antigua Grecia. Dicho modo penetraría, probablemente por primera vez, en la Península Ibérica-así nos lo advierte el musicólogo Ismael Fernández Cuesta- con las colonizaciones griegas instaladas a partir del SVI a de C, siendo el modo musical matriz, generador de los demás modos utilizados por los griegos en la Antigua Grecia para componer canciones y melodías. Evidentemente, estimados lectores, esto no significa, en absoluto, otorgar la autoría de la Cuartelera a los griegos; ellos simplemente engendraron la base musical, la semilla sobre la que germinó la forma músico/popular más genuina que conservan los pontanenses. No hay que olvidar que la Saeta Cuartelera es una variante de la llamada Saeta Antigua la cual ,con arreglo a la investigación de distintos autores, procede de los cánticos interpretados por las diversas congregaciones españolas de monjes Franciscanos durante sus Vía Crucis cuaresmales (S.XVII y XVIII d. C) celebrados en diferentes localidades de nuestra geografía andaluza(Marchena, Lucena, Puente Genil, Cabra, Alhaurín el Grande…..); curiosamente todas ellas( y es un dato objetivo clave), en la actualidad, poseedoras de un tipo de Saeta Antigua.

Antes resalté que el Modo Dórico penetró “por primera vez” en la Península Ibérica con las primeras colonizaciones griegas, e hice lo correcto, me explico; los griegos fueron los primeros en traerlo, pero muchas de las civilizaciones llegadas con posterioridad, también eran portadoras del mismo, generando, entre todas, el sin igual magma musical (éste alcanzó todo su esplendor en los S.XV y XVI d. C) utilizado por los forjadores de la Saeta Cuartelera. Vamos a dar un somero repaso de ellas y observaremos el largo proceso de elaboración y asentamiento del modo musical de la Cuartelera.

           Después de los griegos, el pueblo más importante que arribó en nuestro país con un período de permanencia de 800 años fue el Romano. Éste  heredó  y asimiló a la perfección toda la cultura griega, encontrándose aquí con un folklore musical parecido al suyo, que alcanzó  afamada categoría internacional con las bailarinas andaluzas Puellae Gaditanae  tal como  relatan en sus escritos el filósofo  Estrabón de Posidonio, los poetas Valerio Marcial y Juvenal y el historiador Polibio. Según el anteriormente mencionado Hipólito Rossy dichas bailarinas interpretarían, seguramente, sus danzas con cantos basados en el Modo Dórico.

        De la misma manera, la presencia de los Bizantinos durante el siglo VI d. C  adquiriría  gran relevancia al inyectarnos nueva savia de la civilización greco-bizantina. Éstos asimilaron los modos musicales griegos aportándonos el Canto Litúrgico Bizantino  denominado, por el profesor José Romero Jiménez, Canto Ortodoxo Griego. Dicho canto, siguiendo al estudioso y flamencólogo Gerhard Steingres, estaría estrechamente vinculado, en sus características musicales, con las Saetas Antiguas, haciendo de éstas unas preclaras receptoras de la herencia musical griega.

         Asimismo, esencial  debió  ser la contribución de los Árabes y Gitanos en el mantenimiento y desarrollo del Modo Dórico. Con relación a los primeros, es un hecho innegable considerar a este pueblo   transmisor de las disciplinas griegas al mundo Occidental, incluyéndose, lógicamente, el arte musical (Modo Dórico); así  cuando penetraron en la Península (SVII d. C)   hallaron una música popular similar a la suya. En este sentido, el arabista Julián Ribera nos dice que el arte musical de los pueblos musulmanes es heredero del desarrollado en Grecia. Y con relación a los segundos, los Gitanos cuando aterrizaron en Andalucía (S.XV d. C) se toparon con unos sistemas musicales (Modo Dórico) análogos a los pertenecientes a su propio folklore debido a la demostrada expansión del arte musical griego por toda Asia, arte que conocerían al proceder éstos de la India. Los gitanos engrandecieron el Modo Dórico gracias a su incuestionable aptitud hacia la música, reflejada en el fundamental papel desempeñado en el proceso de elaboración y conservación del Cante Jondo basado, por cierto, en sus formas fundamentales, en dicho modo.

También tenemos que considerar capital la aportación de la liturgia musical de la Iglesia Católica durante los quince primeros siglos después de Cristo. Dicha contribución se diferenciaría en dos vertientes musicales: el Canto Hispano-Visigótico o Mozárabe y el Canto Gregoriano. Con respecto al primero, se cree formó parte de la primitiva liturgia de la Iglesia Hispánica a partir del siglo II de C, fraguándose con los cantos vernáculos españoles y los traídos por los sacerdotes regresados de instruirse en Roma y Constantinopla, volviendo, una vez más, renovada a España la simiente de los sistemas musicales griegos(Modo Dórico). Dicho canto, recopilado por los eruditos San Isidoro, San Braulio y San Eugenio(S.VII d. C), en opinión de Gerhard Steingress ha llegado a nuestros días – perviviendo a las dominaciones romana y musulmana- bajo la forma de las Saetas Antiguas. Y con respecto al Canto Gregoriano- apareció en el S.VII d. C gracias a labor reformadora y selectiva del Papa Gregorio VI-, destacar su papel de poseedor del Modo Dorico el cual debió extenderse, por el imponente protagonismo adquirido por dicho canto, entre la feligresía, entre el pueblo. Llegado a este punto, una reflexión: como señalé antes, según todos los investigadores a los que he tenido acceso, las Saetas Antiguas proceden de las melodías entonadas por los monjes Franciscanos en sus Vía Crucis, entonces ¿no se vislumbra un potencial carácter científico de tal hipótesis una vez advertido la presencia del Modo Dórico- estructura musical principal de las mismas- en los Cantos Hispano/Visigótico y Gregoriano, protagonistas de nuestra música litúrgica asumida, con toda probabilidad, por los Franciscanos?

           Otro pueblo a tener en cuenta en todo este proceso es el Judío. Son numerosos los estudiosos de la saeta defensores de un extraordinario parecido entre las Saetas Antiguas y los Cantos Sinagogales Medievales de los judíos españoles. Sinceramente, tal circunstancia puede tener su sentido  al convivir los hebreos, intensamente, durante la dominación musulmana, con los mozárabes- portadores del ya mencionado Canto Visigótico o Mozárabe- estableciéndose entre ambos el inevitable intercambio de costumbres, formas culturales y musicales.

Como conclusión , y ya para finalizar, está claro; en la actualidad, todavía no se sabe con certeza el origen de la Saeta Antigua, y por ende de la Cuartelera, aunque una cosa queda fuera de toda duda: la madre engendradora del sistema causante del comportamiento musical de la Cuartelera es el Modo Dórico . A él he dedicado este artículo para que sepamos algo más de la joya musical que los pontanenses atesoran y disfrutan, cada Cuaresma y Semana Santa, en sus Cuarteles y Corporaciones, no olvidando, nunca, aquella premisa esgrimida por don Antonio Machado aplicable a la hora de abordar el estudio de cualquier manifestación cultural:”la pasión no quita conocimiento y el pensar ahonda el sentir”.

  BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA: Historia de la Música Española. Ismael Fernández Cuesta. ALIANZA EDITORIAL.. Teoría del Cante Jondo. Hipólito Rossy. CREDSA, S.A. La música árabe y su influencia en la española. Julián Ribera Tarragó. PRE-TEXTOS, 2000. El flamenco y la música andalusí. Cristina Cruces Roldán. EDICIONES CARENA. El Trasfondo Bizantino del Cante Cante Flamenco. Gerhard Steingres. UNIVERSIDAD DE SEVILLA. La Saeta Cuartelera: una visión musical. (Conferencia celebrada con motivo de II Exaltación de la Saeta Cuartelera de 2008). Álvaro de la Fuente Espejo. La Otra Historia del Flamenco. José Romero Jiménez. JUNTA DE ANDALUCÍA
AUTOR: ÁLVARO DE LA FUENTE ESPEJO PROFESIÓN: PROFESOR DE EDUCACIÓN MUSICAL Y DIRECTOR DEL CEIP JOSÉ MARÍA PEMÁN. PUENTE GENIL (CÓRDOBA)
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