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La Virgen de los Dolores en nuestra Lírica Semanantera

La Virgen de los Dolores en nuestra Lírica Semanantera

Juan Ortega Chacón

Alcanza con éste el quinto año de la edición de “ALONDRAS Y RUISEÑORES” que se ha erigido, en corto tiempo, en reconocido referente de las publicaciones cofrades que orlan y pregonan en sus vísperas a nuestra Semana Santa. Uno de sus avales más firmes lo constituye su contenido de carácter histórico, testimonial y documental aportando numerosos datos dispersos y fotografías de buena calidad o que recupera secuencias perdidas. Que esto se haga sin ayudas, sin alharacas y con distribución gratuita por una Cofradía pequeña y humilde pero ferviente e ilusionada, creemos que es ejemplarizante y enaltecedor para todos.

El pasado año dedicamos la primera parte de esta temática a reunir retazos líricos de poesía popular que han cantado, en un tiempo relativamente cercano que lo permite, a la Virgen de los Dolores. Al cumplirse el centenario de la publicación del LIBRO DE MIGUEL ROMERO (Semana Santa en Puente Genil, 1911) pusimos especial énfasis en espigar su obra, habida cuenta de su fervorosa y proclamada devoción a nuestra Madre y pertenencia a su Hermandad. A ella dedicó varias composiciones destacando la famosa “Plegaria” que recitaba el Viernes Santo “Cangilones”, otro de nuestros legendarios hermanos ejemplares.

En este propósito continuamos para dar a conocer, aunque en su totalidad sería imposible, buena parte de los principales poemas y cantos con que el pueblo la alaba.


Puede resultar algo narcisista y para algunos presuntuoso que hable de la familia CHACÓN, uno que le corre por las venas la mitad de su sangre y que desde que tuvo uso de razón (inscrito al nacer) se le inculcó como seña de identidad familiar la devoción a la Virgen de los Dolores, como algo que imprime carácter hasta la muerte. Pero creo que debe – y tiene – que hacerse en base a que resulta inmemorial la dedicación consagrada de esta familia. Las primeras referencias aparecen a finales del siglo XVIII y con cierta preponderancia en la segunda mitad del XIX y todo el XX. Mi abuelo, Joaquín Chacón López (nacido en 1874) nos contaba que también era de los “López”. En los años veinte del pasado siglo ya era conocida como “Madre de los Chacones”. No era nada privativo puesto que en otras épocas era común – aquí en Puente Genil se daba en otras – que determinadas familias ejercieran mecenazgo patrocinador de cofradías. Fuera de aquí encontramos numerosas de ellas cerradas en número y excluyentes en las denominadas “de línea”.

En la de la Virgen de los Dolores – tanto por vía paterna como materna – se incribía a los hijos y nietos al nacer, sin ningún tipo de primacía. Los cónyuges masculinos se incorporaban, desde el noviazgo, fervorosamente a la Hermandad con el pintoresco apelativo de “RIPARIOS”. Así se ha mantenido, con fidelidad ejemplar, hasta la actualidad. Prueba de ello es que ostentaron.

consecutivamente, el cargo de Presidente- Cofrade en estos últimos años: Joaquín Chacón Crespo; Francisco Chacón Cabello; Miguel Chacón Cáceres hasta Rafael Chacón Villafranca, al término de cuyo mandato se produjo un relevo no sólo generacional sino de apellidos en la cabecera de la cofradía. Además del castizo “¡Viva la Madre de los Chacones!”, recuerdo desde niño otro que, a manera de deprecación, se le lanzaba a la Virgen en momentos afectivos, aludiendo a la mayoritaria dedicación agrícola de los hermanos:


“¡Madre mía de mi alma, mucho
trigo y mucha trama!”

Los años treinta del pasado siglo fueron desgarradoramente traumáticos y convulsos en la sociedad española que, fragmentada e irremediablemente enfrentada, acabó en la terrible y cainita Guerra Civil. Ya hemos  abordado en diversas ocasiones las nefastas consecuencias que tuvo para nuestro pueblo, la Semana Santa y, significativamente, para nuestra Cofradía que perdió buena parte de su riquísimo patrimonio – aunque milagrosamente se salvó la bendita Imagen – y a demasiados hermanos que pagaron con su sangre e inmolados, sus crueles secuelas. Esa es la verdad histórica.

Enlazando ambas cuestiones, rastreando documentos antiguos, he encontrado un poema que voy a transcribir casi íntegro porque en cierta manera, aún exacerbado por la atmósfera política del momento, sirve de reseña de un tiempo, afortunadamente superado, pero que pertenece a la historia. Fue publicado en “INDUSTRIA Y COMERCIO”, número 17 del año 1932. Esta revista fue prácticamente la única portavoz literaria de Puente Genil en Semana Santa y Feria y se estuvo editando hasta 1965. Este número fue impreso en la Imprenta (luego “La Ideal”) de Don Gonzalo diecisiete que editó el emblemático periódico “El Aviso”, fundado por D. Baldomero Giménez.

Proclamada la II República el catorce de Abril de 1931, la Semana Santa de 1932, ante el clima de tensión y las arbitrariedades políticas, determinó que se suspendieran las procesiones. Solamente, en circunstancias dramáticas, procesionó en Sevilla la cofradía de “La Estrella”, de Triana. Incendios de templos y conventos crispaban un ambiente amenazante y revolucionario de marcado cariz anticatólico que puede percibirse en el poema. Está fechado el dieciocho de Marzo de ese año. Como autor aparece Constantino de Lucas, en su condición de “Capellán del Imperio Romano” lo que nos hace suponer su condición sacerdotal, aunque ignoramos si utilizó seudónimo. Se trata de un romance de buena factura y atinados recursos líricos que revelan un conocimiento de nuestros entresijos semananteros. El tono patriótico, grandielocuente y algo exaltado, reflejan el ambiente de general deserción que en el momento se vivía que se contrapone con la fidelísima devoción de la familia y Hermandad a la Virgen. Sin ningún tipo de posicionamiento o vanagloria creemos interesante su conocimiento por testimoniar una época, amarga y sectaria, que hemos de olvidar. Se titulaba “El juramento de los Chacones”:


“De rodillas, a sus plantas
le recé mis oraciones
y le canté mis saetas,plegarias
en que se esconden
los más sentidos amores…
Y cuando mi vista alcé
a sus ojos que son soles,
– con más perlas que la aurora
vierte en cálices de flores –
así escuché que gemía
la VIRGEN DE LOS DOLORES:”Cómo
quieres que no sufra;
cómo quieres que no llore
si de nuevo a mi Hijo Amado
le crucifican los hombres.
Hay cristianos como Judas
que le venden o Españoles
como el apóstol traidor
que reniegan de su nombre…

**************

¿No ves como están ya mudas
las calles sin procesiones
y no se cantan saetas
ni redoblan los tambores?
¡Ay del pueblo que abandone
sus gloriosas tradiciones!
Y- ¡ay! de ti – Puente Genil.
¿Por qué cobarde te escondes
cuando en torno de mi ermita
rugen odios y traidores…?”
****
Así sollozó la Virgen
y así una voz le responde:
Pobre Tortolica blanca
que del Calvario en el monte
junto a la Cruz de Jesús
tienes tu nido de amores…
Cese ya tu triste arrullo
serena el rostro y no llores
que aún hay labios que te recen y aún hay almas que adoren

y brazos que te defiendan
si riesgo tu Imagen corre;
que tiene Puente Genil
más leales que traidores…
Esto un Chacón te lo dice.
Tú a los Chacones conoces
porque fuiste y serás siempre
la “Madre de los Chacones”

 Desde nuestra perspectiva actual hemos de hacer un enorme esfuerzo para poder situarnos en el contexto político-social del momento en que se escribió – hace ochenta años – para una valoración objetiva, cuando se han apagado tantos fuegos y cicatrizado las heridas. En cualquier caso consideramos su valor testimonial donde prevalece el halo poético, romanticista que lo envuelve y que revelan a un hombre culto que proclama una fidelísima devoción.

Dando un salto atrás en el rastreo de poemas o fragmentos de ellos alusivos a la Virgen de los Dolores, hemos de referirnos a uno de los más populares, emotivos y siempre vigentes en lo que pudiéramos considerar imprescindible antología. Nos referimos a las “Fiestas en La Puente” que, en jerga castiza, escribió D. Manuel Pérez Carrascosa. Fue leído por primera vez en el entonces
denominado Lunes de las “Cien Luces” de 1921 y donado a la Cofradía de Jesús Nazareno. El autor, puso en boca de un muchacho campesino las cosas de nuestra Semana Santa que más le llamaron la atención, entre ellas el “encuentro” del antiguo “Sermón del Paso” (transcribimos el fragmento en la versión original):

“… Y de to, lo qu’a mi maj me gujta
ej er prendimiento qu’hasen en la plasa
seij u siete romanoj que prienden
a la Virgen crusando laj lansaj.
Un cura lej grita dende un barconsiyo:
¡Dejajla pasar, dejajla, dejajla!
¡Qu’ej la Madre bujcando a su Hijo!
¿No suj da ya lástima?”

Desgraciadamente el Sermón del Paso, como tal, desapareció sustituyéndose por la “Sentencia” que realiza la Corporación “El Pretorio Romano”, así como el emotivo “Encuentro” por lo que sólo perdura, en la lírica popular, de la que seguiremos (D.M) dando testimonios.


FOTOGRAFÍAS

1. La Virgen en su paso. Año de 1936. Fue la última Semana Santa, en vísperas de la Guerra con el manto expoliado. Está tomada a la entrada de la calle Don Gonzalo en su embroque con Ancha. Obsérvense el “vacío” de la calle y detalles del paso. De Doña Matilde Aguilar. Archivo de Clemente Rivas.
2. En el paso de palio. Año 1963. Con el manto antiguo. Ídem.
3. Óleo M Chacón. Propiedad del autor.

 

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