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Medallas de Oro Individuales

Medallas de Oro Individuales

Como no podía ser de otro modo, la distinción más elevada que puede conceder la Agrupación de Cofradías es la Medalla de Oro. A día de hoy se le ha concedido a los Patrones, Ntro. Padre Jesús Nazareno y Ntra. Señora la Purísima Concepción (ambos en 2007); a cinco hermanos individualmente: D. Pedro Bernardino Rivas Bachot (1990), R.P. D. Antonio Liébana Santiago (1997), D. José Segundo Jiménez Rodríguez (1997), D. Óscar Reina Delgado (2003) y D. Juan Fernando García Arroyo (2011).  Las entidades con este galardón serán tratados en otro artículo.

Don Pedro Bernardino Rivas Bachot, 1990.

Al preparar este artículo y observar la trayectoria manantera de Pedro Rivas, uno queda poco más que admirado. Sin querer hacer de adivino, difícilmente podremos encontrar a alguien que aglutine en una sola persona el conjunto de cargos o distinciones que él posee. Sin embargo, nunca lo vimos presumir de ello. Casado con Encarnación Almeda Reina, nació en nuestro pueblo el 16 de enero de 1944, hijo de María Bachot Palomero  y de José Rivas Quintero, que fue Manantero Ejemplar en 1978, por lo que de casta le viene al galgo.

Tras un deambular juvenil en varios grupos de los que destaca La Saeta, en 1970 ingresa en la corporación de sus progenitores, ya que padre y abuelo ya pertenecieron a Los Apóstoles. Durante tres años fue su presidente.

Muy pronto se acercará a la que en aquella época era joven Agrupación de Cofradías en forma de directivo, hasta que en 1978 es elegido Presidente, cargo que ostentó hasta el año 1989.

El 27 de febrero de 1990 en acto público se le brindó merecidísimo homenaje en el cuartel del Imperio Romano, al que acudieron los bastiones mananteros del momento y donde recogió el cariño y gratitud de todos ellos. A destacar el nombramiento de Hermano Honorario de los Jetones. Ha sido Hermano Mayor de las Angustias, Santo Sepulcro y Virgen de las Lágrimas, Soledad, Silencio, Guía, Lavatorio (en dos ocasiones), Cristo del Silencio y Cristo de la Buena Muerte, siendo de este último su primer Hermano Mayor, en el año de 1976, fundándose la Cofradía dos años más tarde. En la de El Lavatorio ha ocupado numerosos cargos directivos, destacando como Cofrade Mayor en dos etapas distintas, de 1989 a 1992 y desde el 2007 hasta 2015. Ha sido impulsor tanto de fundaciones como de refundaciones, como es el caso de la Virgen de la Guía, el Cristo de la Buena Muerte, y el Señor del Lavatorio, y durante su etapa como Presidente de la Agrupación ayudó a acondicionar tronos para cofradías que no lo tenían.

Ha recibido la medalla de Oro de su Corporación de “Los apóstoles”, en la Junta de Santiago del año 2020, tras 50 años como hermano activo.

Como podrá observar el lector, pocas cosas le quedan al hermano Pedro por hacer en nuestra Semana Santa. Además, y como no podría ser de otro modo, ha sabido inculcar a sus hijas, Encarni y Rocío, y a su
hijo Pedro el amor por todo lo nuestro.


Don José Segundo Jiménez Rodríguez, 1997

<<Las cofradías y corporaciones son también un camino recto hacia el cielo>>.


Con estas palabras recibió José Segundo la Medalla de Oro de la Agrupación de manos del que fuera por aquella época su presidente, José Lorenzo Aires Rey, en la Asamblea Extraordinaria del Viernes de Carnaval, 7 de febrero de 1997 en las instalaciones de las Bodegas Delgado. Con anterioridad, el 31 de octubre de 1996 la Junta Directiva de dicha Agrupación, decidió su concesión por unanimidad de la misma, tras exponer sus miembros, numerosas razones a favor y expresiones de apoyo. Las palabras con las que iniciamos este escrito, son las de un hombre que era contrario a la excesiva prodigalidad de honores y prebendas.

La sencillez en las formas y el trabajo constante en bambalinas, eran sus insignias. Derrochó entrega para la que fue su Semana Santa y su pueblo de adopción, donde llegó en 1953 de la hermana localidad de Atarfe (Granada), hasta sus últimos días; falleciendo a los 71 años de edad el 14 de mayo de 2004. Siempre dado a sus pasiones: la docencia, la Semana Santa y la Historia. Sus siete hijos, fueron testigos de ello. Como educador ejerció su magisterio en Agustín Rodríguez, donde fue director desde 1972 hasta su jubilación.

Respecto al mundo de la Semana Santa, pregonó magistralmente sus valores en el año 1979. Perteneció a la Corporación La Judea, donde destiló su hermandad y bonhomía. Presidió la Agrupación desde 1989 hasta 1995, siendo impulsor de numerosos proyectos y atendiendo con su natural sentido de la conciliación, los conflictos que fueron surgiendo. Licenciado en Geografía e Historia, prolijo se mostró en su labor como difusor del pasado y la antropología local, publicando numerosas investigaciones y estudios tanto en el mundo de la Semana Santa, como de la economía, sociedad y cultura de nuestro pueblo.
Por todo ello fue Cronista Oficial de la Villa. Su compromiso con el tejido asociativo y político local, le llevó a ser Concejal de la primera legislatura democrática, así como Diputado Provincial de Cultura. Por todo lo expuesto, demostrando constantemente su amor y compromiso a Puente Genil, fue nombrado Hijo Adoptivo de la localidad en 1999.


Don Antonio Liébana Santiago, 1997

Aunque no fuese natural de nuestra localidad, la implicación que demostró durante más de cincuenta años con la Parroquia de la Purificación, el Santuario de la Concepción, con nuestras Cofradías y Hermandades, así como con todo lo que oliese a Semana Santa, lo hicieron acreedor de la Medalla de Oro en este año de 1997, así como de Manantero Ejemplar previamente, en 1985.

Nació en Jaén el 2 de julio de 1926, y estudió en el seminario San Pelagio de Córdoba. Recibió la ordenación sacerdotal en la catedral de Córdoba el 17 de junio de 1951. Cantó su primera misa diez días después.

Tras desempeñar su primer ministerio sacerdotal en la parroquia de San Pedro de Nueva Carteya durante tres años, en 1953, con tan solo 27 de edad, es nombrado párroco de la Purificación. Más adelante pasa a ser Arcipreste de la Villa hasta el año de 1982 en que sufre un grave accidente de tráfico. Cito literalmente las palabras del artículo que desde la Agrupación se escribió en la revista de Semana Santa de 2011 como sentido homenaje tras su fallecimiento el Jueves de Pasión de 2010: <<el día 2 de julio de 1954 tomó posesión donde ha ejercido de cura-párroco y consiliario de numerosas cofradías hasta el 4 de octubre de 2002, en que pasó a ser párroco emérito de la misma. Desde entonces, sin obligación de cargo, ha celebrado la Santa Misa a diario en el Santuario de la Concepción por devoción a su Patrona (…). Don Antonio fue fundador y durante muchos años consiliario de la Agrupación de Cofradías y, tras su jubilación, había sido nombrado, Consiliario Honorario>>.

Todos estos reconocimientos que recogió de la Agrupación no vienen si no a corroborar que su entrega, amabilidad, talante desprendido y generoso, y su alto sentido de la responsabilidad al servicio siempre de la Iglesia y sus miembros, fue una constante en su vida. Por todo ello se le concedió la Medalla de Oro de esta Agrupación el 4 de febrero de 1997, siéndole impuesta por el Sr. Obispo de Córdoba, el Domingo de Pasión de ese año en la función de Ntro. Padre Jesús Nazareno.


Don Óscar Reina Delgado, 2003

Óscar vino al mundo en la archiconocida casa de los “Cristalitos” de la calle de la Plaza a finales de 1958. De su madre Elvira, camarera de Mª Santísima de la Soledad, aprendió a querer a la Virgen, y de su padre Mario, al Coro; y de ambos, junto con sus hermanos, Mario, Jorge y Silvia, el amor a nuestras tradiciones y a la Semana Santa. Luego se convirtió en maestro de todo lo que recogió. Nos enseñó que la felicidad está en las pequeñas cosas y que darse sin medida es patrimonio de los mananteros de este pueblo.

Quizás la mejor manera de describir lo que el mundo de la Semana Santa sintió cuando el hermano Óscar falleció es remitirnos a las palabras de otra Medalla de Oro, Juan Fernando García: <<nos dejó satisfechos, llenos de él, calados hasta los huesos de su forma de ser, de su manera de compartir, de sonreír y de querer>>.

Fueron innumerables las muestras de cariño que, no sólo el mundo de la Semana Santa sino de toda la localidad, dieron a su familia tras su pérdida por todo aquello que sembró a lo largo de su vida.

Volvemos a citar a Juan Fernando para argumentar la concesión de tan preciada mención: <<A Óscar se le concedió el honor de ostentar la Medalla de Oro de la Agrupación de Cofradías, Hermandades y Corporaciones Bíblicas de Puente Genil, por su prestancia para con la Semana Santa, por su inagotable colaboración en las cofradías de la Soledad y del Santo Entierro, y por su incansable participación desde bien pequeño en la Schola Cantorum Santa Cecilia, méritos merecedores e incuestionables para alcanzar tan alto honor. Pero Óscar la ostentaba por su calidad humana indiscutible, por su amor puro y sincero a nuestro Padre Jesús y a su Madre María>>.

No fue de ninguna corporación pero lo fue de todas, ya que disfrutó de la gran mayoría de ellas, compartiendo en días o juntas señaladas con los hermanos. Llegó a vestirse de las fi guras más emblemáticas de nuestra Semana Santa. También lo hizo de numerosas cofradías, y no digo todas, porque entre sus muchos dones, obviamente, no poseía el de la ubicuidad. Aunque no ocupó ningún cargo de alta responsabilidad en cofradía o corporación sí lo hizo en el corazón de quienes tuvimos la suerte de disfrutar de él. Por todo ello, la Agrupación le impuso la Medalla de Oro el Domingo de Ramos del 2003, en los actos previos al pregón de esa Semana Santa, en el Teatro Circo de la localidad, el mismo día que su cofradía, la de la Soledad, lo nombró Hermano Mayor Honorario.

En 2004 es nombrado Cofrade Mayor Honorario del Santo Sepulcro y Mª Santísima de las Lágrimas.

Don Juan Fernando García Arroyo, 2011

El hermano Juan Fernando es el vivo ejemplo de que no es necesario mamar nuestras tradiciones desde la cuna para hacerlas nuestras, ya que llegó a Puente Genil el 11 de febrero de 1976, cuando contaba con 14 años. Nació en Ribadavia (Orense) y su infancia transcurre por multitud de localidades ya que su padre fue veterinario militar. Su vinculación primera con la Semana Santa pontana tiene más que ver con la cómplice amistad de la primera juventud que con la relaciones familiares, aunque sus profundas creencias cristianas son producto de sus padres.

Fue fundador del Juicio de Edón, que se fusionó con La Historia de Tobías – El Pez en 1984. En su corporación ha sido estandarte y timón de guía. Pertenece a un conjunto innumerable de cofradías, pero su corazón sólo lo tiene depositado en el camarín del ex convento de la Asunción, con su Humilde soñado, del que ha tenido el honor de ser este pasado 2013, su Hermano Mayor. Su labor en las directivas de la Agrupación comenzó en 1996 como Vocal de Corporaciones con José Aires. Continuó en el mismo puesto con Manuel Bueno durante su primer trienio, para en el segundo, hacerse cargo de la Vicepresidencia. Y en el año 2004 fue elegido Presidente de la Agrupación. Estuvo en ese cargo dos legislaturas completas, más un año de gracia al no presentarse ningún candidato, terminando, por tanto, en la Asamblea General de junio de 2011. Allí y, a propuesta del consiliario de la Agrupación, Don José Joaquín Cobos, se le concede la Medalla de Oro de la misma. El asentimiento unánime de la Asamblea no se hizo esperar con un largo aplauso de los asistentes puestos en pie.

Las palabras de Juan Fernando al recibir dicho nombramiento fueron las que transcribo del acta de dicha junta, recogidas por el secretario Mario Reina, <<Juan Fernando García Arroyo, para agradecer tal distinción, comentando que él no ha estado solo si no que rodeado de unos hermanos de la Junta directiva que durante 7 años han trabajado con él, especialmente Rafael Jiménez, (…) y Jesús Gálvez. Y en palabras de despedida quiere agradecer a la Junta Gestora por el trabajo y entrega del último año, a los que formaron parte de su directivas anteriores, a D. José́ Joaquín su confianza y su atenta mirada hacia nosotros, a todos los cofrades y presidentes por la colaboración continua, al grupo de Música del Imperio Romano, a la A.M. Los Afligidos y la Banda de la Inmaculada Concepción, por no decir nunca no a nada que se le ha propuesto, a la Schola Cantorum como parte fundamental e imprescindible de nuestra manera de sentir la Semana Santa, al Imperio Romano y especialmente a su capitán, Manuel Reina, por su colaboración y especialmente a los Hermanos de su corporación de “El Pez” por su compromiso, pidiendo de todos el respeto a la institución de la Agrupación y al presidente como siempre>>.

La imposición de tal distinción se realizó en un emotivo homenaje en el Acto de Apertura del año Manantero, el 22 de septiembre de 2011 en el cuartel del Imperio Romano, rodeado de su familia -su esposa, Mª Carmen, sus hijas, Carmen, Bárbara y Laura-, sus amigos, y el mundo de la Semana Santa de Puente Genil, que igual que durante todo el tiempo que Juan Fernando se entregó a él, este hizo lo propio con quien lo merecía.

Fuente: Libro L Aniversario Agrupación de Cofradías.. 2014

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